La helada que afecta a la mayor parte de Estados Unidos a primera hora de este día se combina con una enorme tormenta invernal, que se avecinaba en el Medio Oeste, para dejar a dos tercios del país bajo alerta por condiciones meteorológicas extremas, lo que complica los planes de viaje de millones de estadounidenses.

Antes del fin de semana de Navidad, se prevé que la tormenta que se convirtiera en una “ciclogénesis explosiva”, que desencadenaría una nevada intensa desde el norte de las Llanuras y la región de los Grandes Lagos hasta la parte alta del valle del Misisipi y el oeste de Nueva York.

El frío adormecedor intensificado por los fuertes vientos, en tanto, llegaría hasta la frontera entre Estados Unidos y México.

En los estados de Texas, Luisiana, Alabama y Florida, situados en la costa del Golfo de México, hubo avisos de heladas intensas, mientras que una ráfaga ártica que azotaba el noroeste del Pacífico podía provocar importantes heladas.

A última hora de ayer jueves, la mayor parte de los 48 estados, desde Washington hasta Florida, estaban bajo alertas meteorológicas invernales que afectaban a más de 200 millones de personas, aproximadamente el 60% de la población de Estados Unidos, informó el Servicio Meteorológico Nacional (NWS).

El mapa del NWS de peligros invernales existentes o inminentes, que se extiende de frontera a frontera y de costa a costa, “muestra una de las mayores extensiones de avisos y advertencias meteorológicos invernales jamás vistas”, dijo la agencia.

La ciclogénesis podría desencadenar nevadas de 1.25 centímetros por hora con vientos huracanados, reduciendo la visibilidad casi a cero, según el servicio meteorológico.

Combinado con el frío ártico, se pronostican factores de sensación térmica de hasta 40 grados centígrados bajo cero en las Altas Llanuras, el norte de las montañas Rocosas y la Gran Cuenca, dijo el NWS. La exposición a tales condiciones sin la protección adecuada puede causar congelación en cuestión de minutos.

Se preveían cortes de electricidad debidos a los fuertes vientos, la nieve y el hielo, así como a una demanda de energía superior a la habitual.

Una de las mayores consecuencias inmediatas, incluso antes de que la tormenta se formara, fue la alteración del tráfico aéreo comercial durante el ajetreado periodo de vacaciones.

Según el servicio de seguimiento de vuelos FlightAware, más de 5,000 vuelos estadounidenses programados para el jueves y el viernes fueron cancelados, de los cuales casi 1,300 correspondieron a dos grandes aeropuertos de Chicago.

Incluso el presidente de Estados Unidos, Biden, instó a los estadounidenses a pensárselo dos veces antes de aventurarse a salir después del jueves, calificando la tormenta que se avecinaba de “peligrosa y amenazadora”

“Esto no es como un día de nieve, cuando eras un niño; esto es algo serio”, dijo en comentarios en la Casa Blanca el jueves.