Luego de convertirse en el  verdadero Gepetto que le dio vida a la cinta Pinocho, Guillermo del Toro obtuvo todos los premios que nunca recibió el padre virtual del muñeco más famoso en la historia del cine. Ni siquiera Disney pudo superarlo cuando se le adelantó con el agregado de la fama de Tom Hanks, en otra versión propia. Y con la increíble técnica de filmar paso por paso los muñecos recreados con plastilina, se convirtió en la Mejor Película Animada del año, en una obra maestra que ahora tiene otro muñeco dorado llamado… Oscar.

¿Por qué crees que se merece un Oscar está historia de Pinocho?

“Es que no se trata de un niño que sale a conocer el mundo real. Creo que es una lección urgente en el mundo que hoy es tan normal, sobre la imperfección de un padre con un hijo perfecto y cómo se pueden amar más allá de todas las fallas.”

¿A puertas cerradas Guillermo del Toro es tan famoso y popular como el que recibió un Oscar?

“No soy esa persona. Yo soy un gordo al que le cuesta trabajo ponerse los calcetines, que deja la leche afuera del refrigerador. Esa persona famosa no existe.”

¿Y así como en el mundo entero aceptan las películas en inglés subtituladas, crees que algún día aceptarán de la misma forma y al mismo nivel el cine de habla hispana?

“Bueno, cierto sector lo logra. Hay películas que lo han hecho. Por ejemplo El laberinto del fauno y recaudó ochenta millones de dólares, y lo consiguió con subtítulos.”

“Mucha gente tiene aversión a los subtítulos, pero cuando lo experimentan se dan cuenta que no pasa nada.”

El marido de Nicole Kidman, Keith Urban, alguna vez me contó entre risas que con ella aprendió a ‘leer’ una película en vez de verla, porque tenía subtítulos. ¿En EU no están tan acostumbrados al cine con subtítulos?

“Yo, una vez, hablé en la Academia sobre cine extranjero y dije ‘Soy un experto en cine extranjero porque he visto Star Wars y Rocky.’”

¿Y con tus hijos, cuál fue la primera de tus películas que disfrutaron juntos, antes de Pinocho?

“¿De las mías? No, de las mías nunca habían visto nada, antes de Pinocho.”

¿Con qué estilo de cine animado criaste a tus hijos?

“La primera película que vimos juntos fue Mi vecino totoro, de Miyasaki.”

¿Cine japonés también con subtítulos?

“En este caso estaba doblada al español porque es una película animada (risas).”

¿Qué opinan ellos de tu mundo del cine?

“Pues, les gustan unas y no les gustan otras.”

¿Hollywood es finalmente tu hogar?

“En realidad vivo la mitad del tiempo en California y la otra mitad del tiempo en Toronto, Canadá.”

¿Te das cuenta lo celoso que van a ponerse en México?

“No, no, voy también a México cada tres semanas y me paso una semanita ahí.”

¿Qué tiene Toronto para haberla elegido como tu nueva casa?

“Mira, la verdad es que los crew (equipos de filmación) son excepcionales, la comida es muy buena, las librerías son maravillosas. Es una ciudad profundamente cinematográfica y luego, la  cultural es increíble. Y cuando les dices ‘Soy mexicano’ la conversación se anima.”

¿Te acuerdas de la primera Mejor película que viste?

“La primera que vi fue Cumbres borrascosas, de William Wyler, con Laurence Olivier.”

¿Cómo fue aquel día, la llegada, el cine… los detalles?

“Era un cine muy malo y mi mamá, no sé por qué, me llevó al cine en la tarde. Tenía sueño, empezó la película y me dormí. Me desperté en medio de una escena de lluvia y truenos y pasión, me volví a dormir y me volví a despertar en otra escena igual de barroca y gótica y todo y, creo que sí, me marcó un poco.”

¿Y la primera vez que fuiste al cine… de novio?

“¡Híjole! ¡Qué difícil de recordar!”

¿No ibas seguido al cine?

“Sí, sí, sí, pero es difícil recordar la primera. Creo que fue Peggy Sue se casó.

¿Y quién elegía ‘Vamos a ver tal película’?

“Ese sí, era yo (risas).”