Durante la noche del viernes (hora local), Irán inició una ofensiva directa contra Israel al lanzar alrededor de 100 misiles balísticos de manera simultánea, impactando diversas ciudades, incluidas Tel Aviv y Haifa. El ataque activó las alarmas antiaéreas en todo el país, y las autoridades israelíes ordenaron a la población refugiarse de inmediato.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron una segunda andanada de misiles provenientes de Irán, mientras que el sistema de defensa aérea conocido como "Domo de Hierro" fue activado para interceptar múltiples proyectiles. A pesar de los esfuerzos defensivos, al menos siete personas han resultado heridas hasta el momento, y se han reportado columnas de humo en distintos puntos de Tel Aviv.

En respuesta, las FDI llevaron a cabo bombardeos en territorio iraní durante la madrugada del mismo viernes, dirigidos contra instalaciones de la Guardia Revolucionaria, incluyendo objetivos nucleares y un aeropuerto. Según fuentes israelíes, en los ataques fueron eliminados altos mandos de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria y científicos nucleares clave.

El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, advirtió en un mensaje televisado que la represalia contra Israel “hará miserable al enemigo sionista”. Por su parte, un alto funcionario iraní declaró a la agencia Reuters que “ningún lugar en Israel estará seguro” y que la venganza de Teherán será “dolorosa”.

La escalada de hostilidades entre ambas naciones ha generado preocupación internacional por el riesgo de una ampliación del conflicto en Medio Oriente, en medio de tensiones regionales ya críticas.